martes, 14 de abril de 2009

¿INVENTARON LOS EGIPCIOS LA ESCRITURA?





La escritura jeroglífica -escritura sagrada del Antiguo Egipto- es uno de los sellos de la civilización faraónica. Esculpida sobre piedra en monumentos, pintada en los muros de las tumbas, inscrita con tinta en los pairos, la escritura se encuentra curiosamente muy presente en la cultura egipcia. Ésta caracterizó el mundo de los faraones hasta el último aliento de su gran civilización: la última inscripción jeroglífica se esculpió en una fecha tan tardía como el año 394 d.C., durante el reinado del emperador romano Teodosio (quien todavía se hizo retratar en monumentos egipcios como un faraón tradicional). En cuanto a los comienzos de la escritura egipcia, éstos resultan mucho más misteriosos, puesto que llegan envueltos en las brumas de la antigüedad.

Los usos de la escritura primitiva

El descubrimiento, en el año 1900, de la famosa Paleta del rey Narmer en Hieracómpolis no sólo sacó a la luz uno de los grandes iconos del Egipto primitivo, sino que remontó los orígenes de la escritura jeroglífica a los albores de la historia egipcia. Durante el reinado del primer rey de la dinastía I ya se utilizaba signos para clasificar e identificar a los personajes principales en el arte conmemorativo real. Y aunque el significado preciso de algunos signos es todavía un problema, no hay duda alguna sobre la importancia de la escritura en la composición global de la Paleta. La característica incorporación de texto e imagen se convertiría en un rasgo típico del arte egipcio durante los subsiguientes 3000 años. Para los arqueólogos que hallaron la Paleta del rey Narmer, así como para sus sucesores durante buena parte del siglo XX, parecía claro que la escritura egipcia la había inventado el estado primitivo para glorificar a su gobernante y recordar sus logros. la escritura se ha contemplado como uno de los mecanismos ingeniados por los primeros monarcas de Egipto para fomentar y respardar su autoridad.

Pero esta visión comenzó a cambiar tras el espectacular descubrimiento en 1987,cuando los arqueólogos alemanes que se hallaban excavando en el primer cementerio real de Um el-Qaab, en Abido, encontraro la tumba de un gobernante más de un siglo anterior a la dinastía I. La clasificaron como la tumba U-j, y entre su destacable contenido había cientos de tablillas indetificativas de hueso, todas ellas cuadradas y de una medida entre 2 y 3 cm, inscritas con combinaciones de unos cuantos signos jeroglíficos. Cada tablilla tiene un agujerito en una esquina, de modo que pueden atarse con una cuerda a un tarro o una caja.
Estas etiquetas se habián utilizado claramente para clasificar los distintos objetos destinados a la tumba. Se trata de los ejemplos más antiguos de escritura egipcia encontrados hasta hoy, aunque su principal objetivo no era glorificar al rey, sino registrar información de carácter más prosaico y administrativo, como la procedencia, cantidad y pertenencia de los bienes, lo cual no resulta, quizás, tan sorprendente: el control de la economía debió de haber sido una preocupación primordial de los primeros dirigentes de Egipto, al igual que lo es para los gobiernos actuales. De modo que el descubrimiento de la tumba U-j ha obligado a los egiptólogos a reconsiderar no sólo la fecha de la escritura egipcia más antigua, sino también los motivos de su invención.

El proceso de invención

Curiosamente, la escritura en las tablillas clasificatorias de la tumba U-j no es una versión primitiva del alfabeto jeroglífico, sino que ya muestra la incofundible combinación de signos con significado y signos fonéticos que caracteriza la escritura egipcia a lo largo del período faraónico. A pesar de ser antiguos documentos escritos, el alfabeto y el sistema de escritura parecen notablemente desarrollados. ¿Se remontan, pues, los orígenes de los jeroglíficos todavía más atrás en el tiempo?
Cuando dirigió sus escavaciones pioneras en los yacimientos predinásticos a finales del siglo XIX, el gran arqueólogo Flinders Petrie obsevó que muchas vasijas estaban inscritas con signos curiosos, ya fueran aislados o por parejas. Tan numerosos y diversos eran tales signos que parecián constituir un sistena de documentación. Y dado que eran anteriores en el tiempo a la inscripción jeroglífica más antigua conocida hasta entonces (la Paleta de Namer), resultaba muy tentador contemplarlos como pertenecientes a una fase embrionaria de la escritura. Sin embargo, estudios posteriores han demostrado, sin lugar a dudas, que los signos de las vasijas y los jeroglíficos son, de hecho, dos sistemas independientes para registrar información.
Los signos predinásticos de las vasijas, a diferencia de las marcas grabadas sobre plata, contienen información sobre las vasijas, sus creadores y tal vez acerca del empleo al que estaban destinadas. No evolucionaron hacia una escritura egipcia, sino que permanecieron como un sistemas bien diferenciado, incluso después de la introducción de los jeroglíficos.
Pero entonces, ¿dónde deberíamos buscar los orígenes de la escritura? Aunque tendemos a pensar en los jeroglíficos en su forma esculpida monumental, la forma más común de escritura en Egipto habría sido la inscripción con tinta sobre papiros. De hecho, el signo jeroglífico para escribir -cuyo ejemplo más antiguo se encuentra en una lápida de la dinastía I- muestra el juego de objetos de escritura, compuestos de tintero, cubilete de agua y estilo.
El papiro es frágil y no se han encontrado restos demasiado bien conservados en los descubrimientos arqueológicos. Además, las oficinas gubernamentales donde debieron de crease la mayoría de documentos habrían estados situadas en lugares cercanos al Nilo, y las condiciones allí no sólo son especialmente desfavorables para la conservación de materiales orgánicos, sino que, como en la actualidad yacen bajo campos o poblaciones modernas, muchas ciudades egipcias antiguas ni siquiera han sido localizadas, y por tanto mucho menos excavadas. Así que no es extraño que nuestras pruebas de la escritura egipcia primitiva se limiten a los objetos hallados en tumbas. El rollo de papiro más antiguo encontrado hasta ahora, en la tumba de un funcionario del gobierno de la dinastía I no está inscrito, no obstante muestra que el papiro se usaba ya desde los comienzos más remotos de la historia egipcia. Si alguna vez encontráramos los complejos palaciegos de los primeros dirigentes de Egipto, tal vez seríamos capaces de dilucidar los orígenes de la escritura egipcia de un modo más contundente que en la actualidad. Por supuesto, exite otra posibilidad y que es que la escritura egipcia no evolucionara de forma paulatina a lo largo de varias generaciones, sino que fuera inventada e introducida más o menos de la noche a la mañana por la corte real. Existen casos paralelos de procesos similares en otras culturas de la historia. Si la escritura egipcia se creó, en un principio, por razones administrativas ,tal como sugieren las tablillas identificativas de la tumba U-j, es probable que se tratara de una innovación de la corte: un eficaz medio de estampar el sello real en los productos, de controlar los almacenes reales y la economía a escala nacional.

¿Mesopotamia o Egipto?

Ésta es la última y tentadora pregunta: ¿fueron los egipcios los primeros en inventar la escritura?Anteriormente al descubrimiento de la tumba U-j, se aceptaba de forma general que el primer sistema de documentación escrita no se inventó en el antiguo Egipto, sino en Mesopotamia. Tablillas de arcilla del templo de Uruk que datan del año 3200 a.C. conservan inscripciones -una vez más referentes a información administrativa- que se consideran auténtica escritura, a diferencia de los signos grabados en las vasijas pertenecientes al mismo período. Sin embargo, en los últimos años, el arqueólogo que halló la tumba U-j ha expuesto que sus tablillas datan de un siglo antes que las mesopotámicas, y lo fundamenta en una datación por análisis radiocarbónico de la tumba, a pesar de que, en cuanto se refiere a hallazgos de esa época, la datación por radiocarbono cuenta con un margen de error de unos cien años.
En este punto, hay cierto grado de rivalidad profesional entre los egiptólogos y sus colegas arqueólogos dedicados al estudio de Mesopotamia, en la que ambos claman la primacía de la cultura que examinan. Dejando tales discusiones aparte, las pruebas tienden a respaldar la teoría de que Mesopotamia fue la cuna de la escritura, aunque tampoco podemos descartar la posibilidad de que los dos sistemas se desarrollaran más o menos en la misma época. No obstante también es muy probable que los primeros dirigentes de Egipto adoptaran el concepto de escritura, al igual que hicieron con otras innovaciones foránes. En el caso de la escritura, representó una solución ideal a los problemas que se planteaban para mantener un control económico en un territorio tan extenso en términos geográficos. Es evidente que hubo un enorme intercambio cultural entre Mesopotamia y Egipto durante las últimas fases de la formación estatal en el valle del Nilo. La emergente corte egipcia adoptó elementos del arte y la arquitectura mesopotámicas para fomentar y reforzar su autoridad, y la escritura podría haber formado parte de tales préstamos.
Pero incluso aunque la idea de la escritura se originara en Mesopotamia, el sistema de jeroglíficos ideado para Egipto era esencialmente egipcio. Sus simbolos proceden del entorno egipcio y la estructura de la escritura se adaptaba al idioma egipcio. Por tanto, la escritura jeroglifica se incorporó rápidamente en la cultura egipcia y se volvió indispensable. Durante generaciones, los egipcios se dieron cuenta del potencial de su sistema de escritura. De modo que, al no estar ya limitado al registro de datos administrativos, podía aplicarse a la comunicación humana en todas sus variedades.
Los jeroglíficos eran una parte integral de la antigua civilización egipcia, especialmente primordiales para el gobierno y la religión. No obstante, a menos que las excavaciones saquen a la luz muestras de documentos egipcios anteriores a las tablillas identificativas de la tumba U-j probablemente el misterio de quién inventó la escritura permanecerá sin respuestas.




del libro los 70 grandes misterios del antiguo Egipto

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